Domingo de Pentecostés
Fiesta
Salterio III

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celebración de la misa, para seguir las lecturas, oraciones y acompañar con el canto.

 

Jesús había prometido enviar el Espíritu Santo a sus apóstoles, la promesa fue mantenida y en breve tiempo en Pentecostés es enviado el Espíritu Santo, destinado a dar una vida nueva a una nueva humanidad. La venida del Espíritu es intervención divina que se cumple delante de representantes de todas las naciones, para indicar que la sobreabundante plenitud de los dones espirituales alcanza a todo el mundo en nombre de Cristo.

En el plano de la salvación, la humanidad es un solo pueblo; todos los hombres entran el reino de Dios mediante un solo bautismo en un solo Espíritu que en la diversidad de los carismas y de los misterios enriquece el único cuerpo de Cristo que es la Iglesia. El más grande de todos los carismas es la caridad y la autenticidad de los dones del Espíritu debe ser juzgada en la conformidad a la fe en Cristo, único Señor.

Cuando los apóstoles recibieron el don del Espíritu Santo la tarde del mismo día de la Resurrección de Cristo, no se anticipaba Pentecostés, sino que se subrayaba que el misterio de la salvación y de la gracia de la Iglesia proviene de la voluntad de Cristo y nace de la plenitud del misterio pascual. Los apóstoles reciben con el Espíritu Santo, el poder de perdonar los pecados, para continuar en los siglos la misión de Cristo. La obra del redentor es como una nueva creación, una transformación radical.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar.

Lectura de los Hechos de los Apóstoles   2, 1-11

Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban. Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse.

Había en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todas las naciones del mundo. Al oírse este ruido, se congregó la multitud y se llenó de asombro, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Con gran admiración y estupor decían:

¿Acaso estos hombres que hablan no son todos galileos? ¿Cómo es que cada uno de nosotros los oye en su propia lengua? Partos, medos y elamitas, los que habitamos en la Mesopotamia o en la misma Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia Menor, en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los peregrinos de Roma, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.

SALMO RESPONSORIAL  103, 1ab. 24ac. 29b-31. 34

R/Señor, envía tu Espíritu y renueva la faz de la tierra.

Bendice al Señor, alma mía: ¡Señor, Dios mío, qué grande eres! ¡Qué variadas son tus obras, Señor! ¡La tierra está llena de tus criaturas! R/

Si les quitas el aliento, expiran y vuelven al polvo. Si envías tu aliento, son creados, y renuevas la superficie de la tierra.R/

¡Gloria al Señor para siempre, alégrese el Señor por sus obras! Que mi canto le sea agradable, y yo me alegraré en el Señor. R/

SEGUNDA LECTURA

Todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un solo Cuerpo.

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 12, 3b-7. 

12-13

Hermanos:

Nadie puede decir: Jesús es el Señor, si no está impulsado por el Espíritu Santo.

Ciertamente, hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo Espíritu. Hay diversidad de ministerios, pero un solo Señor. Hay diversidad de actividades, pero es el mismo Dios el que realiza todo en todos. En cada uno, el Espíritu se manifiesta para el bien común.

Así como el cuerpo tiene muchos miembros, y sin embargo, es uno, y estos miembros, a pesar de ser muchos, no forman sino un solo cuerpo, así también sucede con Cristo. Porque todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un solo Cuerpo -judíos y griegos, esclavos y hombres libres- y todos hemos bebido de un mismo Espíritu.

Secuencia

Ven, Espíritu Santo, y envía desde el cielo un rayo de tu luz.

Ven, Padre de los pobres, ven a damos tus dones, ven a damos tu luz.

Consolador lleno de bondad, dulce huésped del alma suave alivio de los hombres.

Tú eres descanso en el trabajo, templanza de las pasiones, alegría en nuestro llanto.

Penetra con tu santa luz en lo más íntimo del corazón de tus fieles.

Sin tu ayuda divina no hay nada en el hombre, nada que sea inocente.

Lava nuestras manchas, riega nuestra aridez, sana nuestras heridas.

Suaviza nuestra dureza, elimina con tu calor nuestra frialdad, corrige nuestros desvíos.

Concede a tus fieles, que confían en ti, tus siete dones sagrados.

Premia nuestra virtud, salva nuestras almas, danos la eterna alegría.

EVANGELIO

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO

Aleluya.

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Aleluya.

EVANGELIO

Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes: Reciban el Espíritu Santo.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan  20, 19-23

Al atardecer del primer día de la semana, los discípulos se encontraban con las puertas cerradas por temor a los judíos. Entonces llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: ¡La paz esté con ustedes!

Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor.

Jesús les dijo de nuevo:

¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, Yo también los envío a ustedes.

Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió:

Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan.

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