NOVENA DE NTRA. SRA. DE LOURDES

07 de Febrero de 2022

 QUINTO DÍA

 

“A Ti levanto mis ojos que eres la estrella de los mares: muéstrame el rumbo seguro”

 

 

Párroco: En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.

 

Canto mariano (P.Pedro)

Hoy te quiero cantar

1.- Hoy te quiero cantar, / hoy te quiero rezar / madre mía del cielo. / Si en mi alma hay dolor, / busco apoyo en tu amor / y hallo en ti mi consuelo.

 

CORO: Hoy te quiero cantar, / hoy te quiero rezar, / mi plegaria es canción. /

Yo te quiero ofrecer / lo más bello y mejor / que hay en mi corazón  (bis).

 

2.- Porque tienes a Dios, porque tienes a Dios/ Madre, todo lo puedes. / Soy tu hijo también, soy tu Hijo también  /y por eso me quieres.

 

3.- Dios te quiso elegir, / Dios te quiso elegir / como puente y camino /que une al hombre con Dios, / que une al hombre con Dios / en abrazo divino.

 

Acto de Contrición (P.Pedro)

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, me pesa en el alma haberte ofendido, por ser Tú tan bueno y digno de ser amado. Te prometo, ayudado de tu gracia, nunca jamás volver a pecar. Amén.

 

Lector 1: Oración inicial para todos los días

¡Oh María Inmaculada, Santísima Virgen de Lourdes! deseando hacer esta novena con la mayor devoción de mi alma, y responder a la llamada, que en la persona de la humilde Bernardita has hecho a todos tus hijos, me coloco ante Ti para escuchar con atención tu voz, exponerte mis necesidades y solicitar tus amorosos cuidados. No me deseches, Madre mía, a pesar de mi indignidad; atiende únicamente al arrepentimiento que tengo por haber afligido tu maternal corazón y renovado la pasión de tu amadísimo Hijo, acude en mi ayuda durante esta santa novena, en la cual me propongo purificar mi alma y conseguir por tu intercesión el favor especial que solicito de la Divina Majestad y dar gracias a la misma, por todos los beneficios recibidos. Amén.

 

Lector 2: Meditación

Ya nos lo tiene dicho Jesucristo. «Si el mundo os aborrece, sabed que antes me aborreció a Mí.» Todo el que quiera vivir y ser de Cristo, ha de pasar por la tribulación y por las amarguras de la persecución.

Un ejemplo de persecución y testimonio de fe es el recuerdo de los mártires los mártires en Nagasaki, Japón que ayer sábado celebrábamos. Se trata de San Pablo Miki y 25 compañeros mártires, ajusticiado en 1597. El papa en una visita efectuada hace algún tiempo al Japón, dijo en este lugar: “Vengo como peregrino a rezar, a confirmar, y también a ser confirmado por la fe de estos hermanos, que con su testimonio y entrega nos señalan el camino”.

El testimonio de estos mártires, que “nos confirma en la fe – afirmó el Santo Padre – ayuda a renovar nuestra entrega y compromiso, para vivir el discipulado misionero que sabe trabajar por una cultura, capaz de proteger y defender siempre toda vida, a través de ese ‘martirio’ del servicio cotidiano y silencioso de todos, especialmente hacia los más necesitados”.

El cristiano es testigo de Cristo, y está llamado a dar testimonio en todo momento, aunque las circunstancias sean adversas. El testimonio de los mártires nos habla no sólo de sacrificio y muerte, sino principalmente de vida nueva, vida que brota del encuentro con Cristo y que impulsa a ofrecerla para que sea semilla de nuevos cristianos. Esto también es importante tenerlo presente en lugares de persecución, especialmente por motivos religiosos. El Papa recuerda en su visita a Nagasaki, ciudad martirial, por el testimonio de Pablo Miki y sus compañeros por motivos de fe, como también por el de miles de vidas inocentes sacrificadas por la bomba atómica en el siglo XX: “Levantemos también la voz contra toda manipulación de las religiones, «por políticas integristas y de división y por los sistemas de ganancia insaciables y las tendencias ideológicas odiosas, que manipulan las acciones y los destinos de los hombres”.

Algunos años después del sacrificio de los mártires del Japón, en otro lugar del mundo, perdido en las montañas de los Pirineos, en Francia, nuestra Santísima Madre nunca antes miró a Bernardita con ojos benignos y complacientes, que como cuando la vio perseguida y calumniada, quizás reconociendo en los ojos de esta pequeña e indefensa niña la misma mirada de fe y amor de tantos mártires que han ofrendado su vida en la historia de la Iglesia .

El Señor envía a sus siervos las tribulaciones para probar su fidelidad, para purificarlos más y más de sus imperfecciones y para darles ocasión de ganar mayores méritos para la vida eterna. Las penas y trabajos de esta vida son como el sello de las complacencias de Dios sobre un alma. Nadie amó a Dios en el mundo ni de Dios fue tan amado como Jesús y María, pero nadie tampoco sufrió en esta vida tanto como ellos sufrieron.

 

Medítese sobre lo dicho y pida cada uno la gracia que desea alcanzar por medio de esta Novena.

 

Párroco: Comenzamos el rezo del Rosario. Meditamos en este día lunes los misterios gozosos.

 

Lector (a): Rezo del Rosario

 

Canto mariano: (P.Pedro)

Como Tú, María

1.- Quiero decir que sí, como tú, María, / como Tú un día, como Tú, María.

2.- Quiero negarme a mí, como Tú, María / como Tú, un día / como tú, María.

3.- Quiero entregarme a El, como Tú, María / como Tú, un día / como tú, María.

(se repite la primera estrofa)

 

Lector 3: Parte histórica

Los sucesos acaecidos en la Gruta eran tan públicos y extraordinarios que nadie pudo permanecer indiferente. La impiedad, viendo progresar el entusiasmo religioso, y deseosa de concluir con aquella manifestación de lo sobrenatural, que eran su palmaria condenación, quiso valerse de la fuerza y de la amenaza, como en efecto lo hizo llevando a Bernardita por los tribunales y conminándola con penas y castigos incluso con encerrarla en la cárcel. A la edad que tenía la niña, bien podían creer sus adversarios que estaban seguros del triunfo; pero ignoraban lo que es el poder y la gracia de Dios, que se complace en escoger lo más débil para confundir a lo más fuerte según el mundo. Así es, que a pesar de las prohibiciones que se habían hecho a la niña, sintiendo ésta una fuerte inspiración que la llamaba hacia la gruta, en la mañana del veintitrés de febrero, se dirigió a ella. Arrodillada, con un cirio en una mano y el rosario en la otra, empezó a rezarlo, cuando al poco tiempo, la multitud advierte la súbita transformación de su rostro. La augusta Soberana del Paraíso detuvo sobre la pobre niña una mirada llena de inexplicable ternura, pareciendo amarla más desde que había sufrido. Luego la llamó amorosamente por su propio nombre: «¡Bernardita!”, a lo que la niña respondió “Aquí estoy”.  Y la Virgen Santísima entabló con ella una conversación íntima, y aun pudiera decirse familiar. En aquella misteriosa intimidad le reveló un secreto para ella sola. «Y ahora…,» le dijo, «…Id a decir a los sacerdotes que quiero se me edifique aquí una capilla.» Y al pronunciar estas palabras, la fisonomía de la Virgen Santísima, su mirada y su ademán, parecían prometer que allí repartiría numerosas gracias. Bernardita cumplió fielmente el encargo que se la había hecho.

 

Lector 1: Petición del Quinto Día

¡Santísima Virgen María, Madre mía! A Ti acudo fatigado y sin fuerzas de tanto luchar con las adversidades de la vida. Mi corazón, cual frágil navecilla, es llevado por los vientos de las tribulaciones a merced de las olas desenfrenadas de los vaivenes del mundo y corre a cada momento peligro de dar en los escollos del pecado o en el abismo de la desesperación. A Ti levanto mis ojos que eres la Estrella de los mares; muéstrame el rumbo seguro que conduce al encuentro de tu Hijo, guía mi nave para que no naufrague en el mar agitado de tentaciones y pueda llegar al feliz puerto de la salvación eterna.

 

Padre Pedro: Junto con esta intención personal, también presentamos las siguientes oraciones por nuestros hermanos vivos y difuntos, para que María Santísima interceda por nosotros ante su Hijo:

Sigue el Lector 1:

1.- Pedimos por todos los enfermos, por quienes están siendo atendidos en Hospitales y clínicas, o son cuidados en sus hogares, para que pronto recuperen la salud física o espiritual. Con María, Roguemos al Señor. (Escúchanos Señor, te rogamos).

2.- Roguemos por el personal de salud: médicos, enfermeras, personal auxiliar, que el les fortalezca y cuide en este tiempo de pandemia. Con María, roguemos al Señor. (Escúchanos Señor, te rogamos).

3.-Por nuestro Comedor Fraterno en el Centro Comunitario Juan Pablo II y por todos los benefactores que gentilmente nos colaboran para sostener esta importante obra de caridad parroquial, para que Dios bendiga abundantemente sus vidas y de nuestros beneficiarios. Con María, roguemos al Señor. (Escúchanos Señor, te rogamos).

4.- Por todos nuestros familiares y amigos difuntos, para que puedan gozar del Reino eterno. Con María, roguemos al Señor. (Escúchanos Señor, te rogamos).

 

Se pueden agregar otras peticiones o se deja un momento de silencio para la intención personal.

 

Lector 2: Oración de San Bernardo

Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que nunca se ha oído decir que cuantos han recurrido a vuestra protección, implorado vuestra misericordia y pidiendo vuestro auxilio, hayan sido abandonados. Animado con esta confianza, ¡Oh Virgen madre de las vírgenes!, corro y vengo a Vos, y gimiendo bajo el peso de mis pecados, me postro a vuestros pies. ¡Oh Madre del Verbo!, no desatendáis mis oraciones; antes bien, escuchadlas favorablemente y dignaos acceder a ellas, Virgen gloriosa y bendita. Amén.

Se rezan tres AVEMARÍAS, añadiendo después de cada una de las Avemarías la exclamación: «VIRGEN, DE LOURDES, ROGAD POR NOSOTROS».

 

Lector 3: Oración Final

Inmaculada Señora y Madre mía, por el grande amor que has mostrado a los hombres, te has dignado aparecer en una tosca gruta e instruir a la joven y dichosa Bernardita; te ruego que también tu acción alegre mi corazón, y del mismo modo como has hecho brotar en la gruta de Lourdes aquel manantial riquísimo de cristalinas y saludables aguas, para remedio del cuerpo, derrama sobre mi pobre alma las dulces y fértiles aguas de la gracia, que apaguen mi sed por las cosas de la tierra, y limpien mi espíritu para que sea digno de los goces purísimos del cielo. Amén.

 

 

Se sigue con la celebración de la Santa Misa…