NOVENA DE NTRA. SRA. DE LOURDES

viernes 11 de Febrero 2022

NOVENO DÍA

“Mereciendo siempre vuestra protección, hasta que tenga la dicha de gozar en el cielo”.

Párroco: En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.

 

Canto mariano (P. Pedro)

Ave María Lourdes de Francia

1.- En Lourdes de Francia / su trono fijó / la reina del Cielo / la Madre de Dios

Ave, ave, ave María…

2.- De Luz rodeada / y eterno esplendor / la Reina del Cielo / así apareció.

3.- Un traje vestía / de blanco color / que al talle ajustaba / azul ceñidor

Acto de Contrición (P. Pedro)

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, me pesa en el alma haberte ofendido, por ser Tú tan bueno y digno de ser amado. Te prometo, ayudado de tu gracia, nunca jamás volver a pecar. Amén.

 

Lector 1: Oración inicial para todos los días

¡Oh María Inmaculada, Santísima Virgen de Lourdes! deseando hacer esta novena con la mayor devoción de mi alma, y responder a la llamada, que en la persona de la humilde Bernardita has hecho a todos tus hijos, me coloco ante Ti para escuchar con atención tu voz, exponerte mis necesidades y solicitar tus amorosos cuidados. No me deseches, Madre mía, a pesar de mi indignidad; atiende únicamente al arrepentimiento que tengo por haber afligido tu maternal corazón y renovado la pasión de tu amadísimo Hijo, acude en mi ayuda durante esta santa novena, en la cual me propongo purificar mi alma y conseguir por tu intercesión el favor especial que solicito de la Divina Majestad y dar gracias a la misma, por todos los beneficios recibidos. Amén.

 

Lector 2: Tema

Gran consuelo es para nosotros el considerar la solicitud maternal de María para con los hombres. Nadie puede llegar a comprender en esta vida, todo lo que María ha hecho y hace para salvarnos. Siendo Ella la Madre de la misericordia, como la llama la Iglesia, es el medio por donde nos vienen todas las gracias que Dios quiere dispensarnos.

Con gran ternura las comunica al justo, para que persevere en el servicio del Señor; con gran solicitud las procura y se las envía al pecador, para que, aún en medio de sus extravíos, no se endurezca su corazón y vuelva en sí, y de este modo se convierta y se salve. Si alguno se pierde, no eche a nadie más que a sí mismo la culpa de su perdición, porque Dios nos ha descubierto por medio de visión de Bernardita, que María Santísima quiere llenarnos de los tesoros de su gracia y de su amor. Nosotros que tenemos la dicha de ser el objeto de la solicitud maternal de María por pertenecer a una Parroquia bajo el nombre de la advocación de “Nuestra Señora de Lourdes”, conduzcámonos como verdaderos hijos y devotos suyos, cumpliendo con las obligaciones que contrajimos al ser regenerados en las aguas del bautismo; pues en esto consiste la verdadera y principal devoción a María. Huyamos con sumo cuidado y diligencia de todo aquello que puede apartarnos del recto camino que nos conduce al cielo, pues guardándonos a nosotros mismos, Dios también nos guardará y nos sostendrá para que no nos alejemos de su divina gracia.

 

Se hace un breve momento de silencio y sigue el rosario.

P. Pedro: Comenzamos el rezo del Rosario. Meditamos en este día viernes los misterios luminosos.

 

Lector (a): Rezo del Rosario

 

Lector 3: Conclusión de la Parte histórica

Durante esta novena a Nuestra Señora de Lourdes hemos revisado los hechos más significativos de la experiencia de fe de Santa Bernardita, cuando en Lourdes de Francia recibió la visión de María Santísima en la Gruta de Massabielle, a partir del 11 de febrero de 1858 y durante seis meses.

Fueron dieciocho veces las que se apareció la Santísima Virgen María a Bernardita, siendo la última en el día que la Iglesia celebra a nuestra Madre Santísima en honor de Nuestra Señora del Carmen. Multitud de gentes en muchas ocasiones habían presenciado la admirable transformación, que causara en la niña la Aparición. Una fuente misteriosa había brotado bajo las manos de la pastorcita, guiada por las indicaciones de la Señora; muchos enfermos de alma y cuerpo habían recobrado la salud, y aunque no faltaron quienes se obstinaban en negarlo, las diversas pruebas y milagros, junto con el gran testimonio y coherencia de fe de Bernardita, terminaron por convencer hasta los más incrédulos.

Gracias al anuncio de una niña, desde el fondo de una roca desierta se puede acceder al susurro suave del amor de Dios manifestado en la ternura que se nos revela en su Santísima Madre, regalándonos un manantial que renueva nuestra vida, tan sedienta del amor de Dios. Fue desde este lugar desde donde lo sobrenatural se abrió camino, derribando todos los obstáculos, para llegar a multitudes y conquistando a su paso todos los corazones que de buena fe buscaban la verdad. El Sr. Obispo de Tarbes, después de la más escrupulosa depuración de los hechos, confirmó la verdad de las apariciones por un decreto de 18 de enero de 1862. Desde entonces el mundo entero católico, ansioso de corresponder a los deseos de la Santísima Virgen, ha acudido a su llamamiento y todos los años llegan a Lourdes muchos millares de peregrinos de las cinco partes del mundo. Nosotros en esta Novena hemos procurado también honrar a la que descendió de los cielos para nuestro bien.

 

Lector 1: Petición del Noveno Día

¡Inmaculada y Santísima Madre de Dios! Altísimas lecciones nos has entregado durante esta Novena, saludables y amorosas invitaciones he recibido; no quiero ser ingrato ni obstinado. Decididamente me propongo servir a Dios con fidelidad, amarle con todo el afecto de mi alma, y honrarte a Ti como nuestra Madre queridísima. Imprime en nuestros corazones este deseo para que jamás los olvide, y dame la gracia para perseverar constantemente en este santa deseo, para que viviendo de acuerdo a la santa voluntad de Dios pueda vivir en la tierra en profunda caridad con mis hermanos y en la vida futura gozar de las infinitas delicias que Dios tiene preparados para los que le aman.

 

Lector 2: Oración de San Bernardo

Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que nunca se ha oído decir que cuantos han recurrido a vuestra protección, implorado vuestra misericordia y pidiendo vuestro auxilio, hayan sido abandonados. Animado con esta confianza, ¡Oh Virgen madre de las vírgenes!, corro y vengo a Vos, y gimiendo bajo el peso de mis pecados, me postro a vuestros pies. ¡Oh Madre del Verbo!, no desatendáis mis oraciones; antes bien, escuchadlas favorablemente y dignaos acceder a ellas, Virgen gloriosa y bendita. Amén.

Se rezan tres AVEMARÍAS, añadiendo después de cada una de las Avemarías la exclamación: «VIRGEN, DE LOURDES, ROGAD POR NOSOTROS».

Lector 3: Oración Final

Inmaculada Señora y Madre mía, por el grande amor que has mostrado a los hombres, te has dignado aparecer en una tosca gruta e instruir a la joven y dichosa Bernardita; te ruego que también tu acción alegre mi corazón, y del mismo modo como has hecho brotar en la gruta de Lourdes aquel manantial riquísimo de cristalinas y saludables aguas, para remedio del cuerpo, derrama sobre mi pobre alma las dulces y fértiles aguas de la gracia, que apaguen mi sed por las cosas de la tierra, y limpien mi espíritu para que sea digno de los goces purísimos del cielo. Amén.

 

Continúa la Santa Misa con el canto inicial. Durante la celebración de la Eucaristía se imparte la Unción de los enfermos