NOVENA DE NTRA. SRA. DE LOURDES

viernes 04 de Febrero 2022

 SEGUNDO DÍA

“Ruego me des constancia en el rezo del rosario, con fervor y devoción “

Párroco: En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.

 

Canto mariano (P.Pedro)

“Virgen Madre de Lourdes”:

Virgen madre de Lourdes

hoy te vengo a visitar,

a pedirte que calmes mi corazón.

 

Virgen madre de Lourdes

escucha mi oración

oye mi clamor y entrégame tu amor.

 

Atiende madre de Lourdes nuestra enfermedad,

acompaña nuestras almas en la soledad.

libéranos Virgen de Lourdes de todo mal,

protégenos con tu manto, dame luz al caminar.

 

Virgen madre de Lourdes, en ti alivio mi dolor,

te entrego mis esperanzas

y fe en tus manos hoy.

 

Virgen madre de Lourdes, escucha mi oración,

oye mi clamor y entrégame tu amor

 

Acto de Contrición (P.Pedro)

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, me pesa en el alma haberte ofendido, por ser Tú tan bueno y digno de ser amado. Te prometo, ayudado de tu gracia, nunca jamás volver a pecar. Amén.

 

Lector 1: Oración inicial para todos los días

¡Oh María Inmaculada, Santísima Virgen de Lourdes! deseando hacer esta novena con la mayor devoción de mi alma, y responder a la llamada que en la persona de la humilde Bernardita, has hecho a todos tus hijos, me coloco ante Ti para escuchar con atención tu voz, exponerte mis necesidades y solicitar tus amorosos cuidados. No me deseches, Madre mía, a pesar de mi indignidad; atiende únicamente al arrepentimiento que tengo por haber afligido tu maternal corazón y renovado la pasión de tu amadísimo Hijo, acude en mi ayuda durante esta santa novena, en la cual me propongo purificar mi alma y conseguir por tu intercesión el favor especial que solicito de la Divina Majestad y dar gracias a la misma, por todos los beneficios recibidos. Amén.

 

Lector 2: Meditación

Uno de los documentos más importantes de la vida cristiana es la práctica de la oración. Ella es el medio ordinario que Dios ha puesto en manos del hombre para conseguir el remedio de todas sus necesidades. Sube al cielo nuestra oración y baja sobre nosotros la divina compasión y misericordia en forma de mil favores y gracias soberanas. «Pidan y recibirán”, nos tiene dicho nuestro Divino Salvador, «Busquen y encontrarán”, “llamen y se les  abrirá.»

No hay cosa que así purifique de ignorancias el entendimiento y los afectos desordenados del corazón como la oración, la cual lo inflama con el fuego del divino amor y lo llena de divina claridad y de luz celestial: la oración es un agua de bendición, cuyo riego hace reverdecer y florecer las plantas de los buenos deseos, y lava nuestras almas de las pasiones que tiene el corazón.

«Oremos» dijo Bernardita «y pasemos el rosario». Oremos también nosotros con ella y seamos constantes en la oración, pues sólo así podremos vernos libres de los lazos y asechanzas que continuamente nos está armando nuestro infernal enemigo. Oremos en todo tiempo, en los prósperos y en los no tan buenos.  Oremos con mucho fervor, especialmente en estos tiempos de pandemia que se nos presentan como una tempestad que arrecia por momentos y que con sólo con la oración podremos salir ilesos de entre tantos peligros a lo que estamos expuestos.

Medítese sobre lo dicho y pida cada uno la gracia que desea alcanzar por medio de esta Novena.

 

Párroco: Comenzamos el rezo del Rosario. Meditamos en este día viernes los misterios dolorosos.

Lector (a): Rezo del Rosario

 

Canto mariano: (P.Pedro)

“Un Día al Cielo Iré”

1.-Un día la veré/ con célica armonía / la gloria de María / dichoso cantaré.

Coro: Un día al cielo iré / y la contemplaré (bis)

2.- Al cielo Dios llevó / su cuerpo inmaculado / en cuyo seno santo / el verbo se encarnó.

3.- Gloriosa es su asunción / los cielos la coronan / por Reina y por Señora / de toda la creación.

4.- Por Madre del Señor / y Reina de los cielos / su ruego poderoso / es gracia y bendición

 

Lector 3: Parte histórica

Parte Histórica

El domingo siguiente al primer día de la aparición, habiendo obtenido el permiso la niña Bernardita de su piadosa madre para volver a la gruta, se dirigió a ella a la hora del medio día, acompañada de su hermana y de otras niñas. El grupo de jóvenes comenzó por entrar en la Iglesia para orar un instante y llenar de agua bendita un frasquito que llevaban preparado.

Se ponen después en camino y llegan al sitio tan deseado; el sol estaba radiante: «Oremos», dijo Bernardita, «y pasemos el rosario…» De repente, su rostro aparece transfigurado, su mirada se ilumina, se conmueven sus facciones: era que la maravillosa aparición acababa de manifestarse a sus ojos. Veía a la misma Señora resplandeciente de una gracia celestial, de una belleza sin igual. Sus pies descansaban en la roca dentro del nicho.

«Miren, exclama Bernardita, ahí está». Pero, ¡ay!, a sus amigas no se les concedió el don de poder contemplar tanta hermosura, y no pudieron ver lo que extasiaba a Bernardita. Ella recibió de una de sus amigas el agua bendita y procedió a rociar la Aparición, diciendo: «Si vienes de parte de Dios, acércate». A estas palabras, la Virgen graciosamente se inclina varias veces y se adelanta casi hasta el borde de la roca, pareciendo que se sonreía.

«Si vienes de parte de Dios, ¡acércate!» repetía Bernardita; y luego arrodillándose, como subyugada por aquella inefable hermosura, continuó rezando el rosario, que la Virgen parecía escuchar, deslizando ella también el suyo entre sus dedos. Concluido el rosario, la visión desapareció.

 

Lector 1: Petición del segundo Día

¡Oh Virgen Inmaculada, Santísima Madre mía! Ya veo las lecciones de vida eterna que me quieres dar desde la gruta de Lourdes. Me has enseñado la práctica de la oración tan recomendada por tu Santísimo Hijo; y en la especial, la del rezo del Santo Rosario, mostrándome el agrado con que miras esta hermosa devoción. Me propongo rezar una parte al menos del santo rosario cada día. Te ruego me ayudes a mantenerme constante en este mi propósito y que lo rece siempre con fervor y devoción.

Se pueden agregar otras peticiones o se deja un momento de silencio para la intención personal.

 

 

 

Lector 2: Oración de San Bernardo

Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que nunca se ha oído decir que cuantos han recurrido a vuestra protección, implorado vuestra misericordia y pidiendo vuestro auxilio, hayan sido abandonados. Animado con esta confianza, ¡Oh Virgen madre de las vírgenes!, corro y vengo a Vos, y gimiendo bajo el peso de mis pecados, me postro a vuestros pies. ¡Oh Madre del Verbo!, no desatendáis mis oraciones; antes bien, escuchadlas favorablemente y dignaos acceder a ellas, Virgen gloriosa y bendita. Amén.

Se rezan tres AVEMARÍAS, añadiendo después de cada una de las Avemarías la exclamación: «VIRGEN, DE LOURDES, ROGAD POR NOSOTROS».

Lector 3: Oración Final

Inmaculada Señora y Madre mía, por el grande amor que has mostrado a los hombres, te has dignado aparecer en una tosca gruta e instruir a la joven y dichosa Bernardita; te ruego que también tu acción alegre mi corazón, y del mismo modo como has hecho brotar en la gruta de Lourdes aquel manantial riquísimo de cristalinas y saludables aguas, para remedio del cuerpo, derrama sobre mi pobre alma las dulces y fértiles aguas de la gracia, que apaguen mi sed por las cosas de la tierra, y limpien mi espíritu para que sea digno de los goces purísimos del cielo. Amén.

 

Continúa con la celebración de la Santa Misa…