Domingo trigésimo segundo del tiempo ordinario
Salterio IV

Nota Importante: utilizar esta aplicación con el celular en silencio durante la celebración de la misa, para seguir las lecturas, oraciones y acompañar con el canto.

INTROCUCCIÓN

 

Jesús enseña a sus discípulos sobre la manera en que deben estar preparados para el fin de los tiempos. La condición más importante es la vigilancia, porque no se sabe el día ni la hora de la segunda venida de Cristo. La parábola de las vírgenes prudentes nos enseña a mantener encendida la luz de la fe y la gracia que recibimos en el día de nuestro bautismo. La Iglesia está siempre en espera vigilante de la venida de su esposo al final de los tiempos. Pablo en la carta a los Tesalonicenses explica la esperanzadora doctrina sobre los últimos tiempos y sobre la suerte de los difuntos. Pablo nos dice que todos tendremos la alegría de ir al encuentro de Cristo.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

La Sabiduría se deja encontrar por los que la buscan.

Lectura del libro de la Sabiduría 6, 12-16

La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y les sale al encuentro en todos sus pensamientos.

SALMO RESPONSORIAL 62, 2-8

R/. Mi alma tiene sed de ti, Señor.

Señor, Tú eres mi Dios, yo te busco ardientemente; mi alma tiene sed de ti, por ti suspira mi carne como tierra sedienta, reseca y sin agua.R/

Sí, yo te contemplé en el Santuario para ver tu poder y tu gloria. Porque tu amor vale más que la vida, mis labios te alabarán.R/

Así te bendeciré mientras viva y alzaré mis manos en tu Nombre. Mi alma quedará saciada como con un manjar delicioso, y mi boca te alabará con júbilo en los labios.R/

Mientras me acuerdo de ti en mi lecho y en las horas de la noche medito en ti, veo que has sido mi ayuda y soy feliz a la sombra de tus alas.R/

SEGUNDA LECTURA

Dios llevará con Jesús a los que murieron con Él.

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica 4, 13-18

No queremos, hermanos, que vivan en la ignorancia acerca de los que ya han muerto, para que no estén tristes como los otros, que no tienen esperanza. Porque nosotros creemos que Jesús murió y resucitó: de la misma manera, Dios llevará con Jesús a los que murieron con Él.

Queremos decirles algo, fundados en la Palabra del Señor: los que vivamos, los que quedemos cuando venga el Señor, no precederemos a los que hayan muerto. Porque a la señal dada por la voz del Arcángel y al toque de la trompeta de Dios, el mismo Señor descenderá del cielo. Entonces, primero resucitarán los que murieron en Cristo. Después nosotros, los que aún vivamos, los que quedemos, seremos llevados con ellos al cielo, sobre las nubes, al encuentro de Cristo, y así permaneceremos con el Señor para siempre.

Consuélense mutuamente con estos pensamientos.

EVANGELIO

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO  Mt 24, 42a. 44

Aleluya. 

Estén prevenidos y preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada. Aleluya.

EVANGELIO

Ya viene el esposo, salgan a su encuentro.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 25, 1-13

Jesús dijo a sus discípulos esta parábola:

El Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que fueron con sus lámparas al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco, prudentes.

Las necias tomaron sus lámparas, pero sin proveerse de aceite, mientras que las prudentes tomaron sus lámparas y también llenaron de aceite sus frascos.

Como el esposo se hacía esperar, les entró sueño a todas y se quedaron dormidas. Pero a medianoche se oyó un grito: Ya viene el esposo, salgan a su encuentro.

Entonces las jóvenes se despertaron y prepararon sus lámparas. Las necias dijeron a las prudentes: ¿Podrían darnos un poco de aceite, porque nuestras lámparas se apagan? Pero éstas les respondieron: No va a alcanzar para todas. Es mejor que vayan a comprarlo al mercado.

Mientras tanto, llegó el esposo: las que estaban preparadas entraron con él en la sala nupcial y se cerró la puerta.

Después llegaron las otras jóvenes y dijeron: Señor, señor, ábrenos.

Pero él respondió: Les aseguro que no las conozco.

Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora.

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